El Papa Francisco habría establecido ciertas condiciones para su visita a Argentina, que incluyen no solo un cambio en el tono del presidente Javier Milei en sus discursos frecuentemente belicosos, sino también la necesidad de que promueva un gesto de unidad nacional. Fuentes cercanas al Papa explican que “Francisco considera que hoy en el país no alcanza con moderar los pronunciamientos para que no sigan creciendo las polémicas y las consiguientes tensiones; hay que poner en práctica, además, gestos que aporten a una mejor convivencia”.

De acuerdo con información obtenida por Clarín, Jorge Bergoglio tiene un fuerte deseo de visitar su país natal, y está considerando que podría ocurrir en marzo, justo antes de que comience el proceso electoral. Según los mismos informantes, ya ha planificado su itinerario dentro de Argentina. Sin embargo, también se menciona que, al igual que la diplomacia vaticana, no ve conveniente llevar a cabo esta visita en medio de un clima tan conflictivo, ya que teme que sus palabras y acciones generen más controversia en lugar de contribuir a la unidad, que es su principal objetivo.

En los últimos tiempos, el Papa ha recibido a varias figuras críticas del Gobierno, como la cúpula de la CGT y el dirigente Juan Grabois, y ha mantenido encuentros con la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien se encuentra en conflicto con Milei. Además, se reunió con la ministra Sandra Pettovello para discutir la situación social del país.

Su preocupación no solo radica en cómo podría ser recibida su visita, sino que también le inquieta que la escalada de ataques verbales, que no son responsabilidad exclusiva de Milei pero que él representa de manera significativa, genere un ambiente político cada vez más irrespirable. Esto podría llevar a agresiones físicas, como se ha visto recientemente, y afectar el frágil tejido social, que actualmente se sostiene gracias a planes de asistencia social y a una cierta esperanza en sectores más desfavorecidos.

“Con este nivel de enfrentamiento el futuro de la Argentina no va a ser bueno”, habrían oído algunos compatriotas y no compatriotas que lo visitaron recientemente. Este panorama complica aún más su deseo y el de la Iglesia argentina de buscar consensos para enfrentar los grandes desafíos del país, particularmente la pobreza, que ha vuelto a niveles críticos, similares a los de la crisis de 2001.

La condición que Francisco le plantea a Milei lo pone en una situación difícil. Por un lado, el presidente desea ser el primero en recibir al Papa argentino, pero, por otro, debe demostrar una actitud conciliadora hacia la oposición y otros sectores, lo cual contrasta con sus métodos combativos que le llevaron a la presidencia y que cree que son fundamentales para mantener el apoyo de sus simpatizantes y disciplinar a sus oponentes.

Este tipo de condiciones para la visita papal no son algo nuevo; cada nuevo presidente despierta esperanzas en el Papa para mejorar el clima político. Aunque Milei tiene una personalidad explosiva, Francisco le ha dado cierto crédito, pero la persistencia de sus declaraciones desmesuradas está consumiendo rápidamente esa buena voluntad.

Respecto a las críticas que ha hecho el Papa al Gobierno, como la condena a la represión de una protesta con gas pimienta, algunos podrían argumentar que tales actitudes no ayudan a la unidad. Las fuentes afirman que lo que Francisco intenta hacer es advertir sobre una posible escalada de tensión social que podría ir acompañada de otra represiva, así como la necesidad de desactivar el conflicto.

Pese a todo, Francisco sigue albergando la esperanza de que Milei lo escuche y que su eventual actitud conciliadora sea respaldada por la oposición y otros actores económicos y sociales, contribuyendo así a la mejora del clima político en el país. Mientras tanto, el Papa está delineando su posible itinerario por Argentina, que comenzaría en Buenos Aires y Luján, después de recalar en Uruguay.

El Papa tiene en mente visitar Santiago del Estero, a cuya diócesis le otorgó este año la condición de primada, reparando así una histórica inequidad con la ciudad de Buenos Aires. Además, planea visitar Córdoba y Viedma, lo que lo llevaría a realizar la “ruta de los santos”, dado que estos lugares están relacionados con figuras de la santidad argentina.

Es importante señalar que el tiempo corre, ya que un viaje papal requiere varios meses de preparación antes del anuncio oficial, y el inicio del proceso electoral establece un límite. Para Francisco, una parte fundamental de su decisión depende de la actitud que adopte Milei.

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