Durante la jornada del lunes, el presidente Javier Milei participó en el cierre de un evento organizado por la Fundación Faro. El acto se llevó a cabo en Puerto Madero, y fue protagonizado por una exposición del mandatario en penumbras, una característica ya habitual de sus intervenciones. En su discurso, Milei volvió a realizar declaraciones que no pasaron desapercibidas, tanto por su contenido como por el tono elegido. Lo más llamativo, sin embargo, fue su sorpresiva promesa: dijo que dejará de recurrir a los insultos contra quienes no comparten su visión política.
En el transcurso de su presentación, el Presidente se permitió lanzar algunas afirmaciones de fuerte impacto. Una de ellas fue que sacar a la Argentina del estancamiento económico podría requerir nada menos que «40 años», proyectando así un panorama de recuperación a muy largo plazo. En otra declaración controvertida, negó la situación de crisis social al señalar que no observa “cadáveres en las calles”, restando así gravedad a las dificultades económicas que atraviesan muchos sectores de la población.
A pesar de lo anterior, lo que más sorprendió fue el momento en que Milei hizo alusión directa a sus habituales exabruptos y anunció un giro en su estilo comunicacional. «Voy a dejar de usar insultos a ver si están en condiciones de poder discutir ideas, porque yo creo que discuten las formas porque carecen del nivel intelectual suficiente para discutir las ideas», expresó el jefe de Estado, cuestionando la supuesta incapacidad de sus críticos para debatir en el terreno de las ideas.
Este viraje en su estrategia discursiva coincide con una semana especialmente tensa para la gestión libertaria, marcada por la suba abrupta del dólar y su impacto inmediato en la inflación, con nuevas remarcaciones de precios. No parece casual, entonces, que Milei elija suavizar su tono justo en este contexto adverso, cuando el Gobierno enfrenta crecientes cuestionamientos económicos y políticos.
Para justificar su estilo combativo anterior, el mandatario recurrió a una comparación histórica que generó revuelo: “Había un señor que fue presidente que fue un insultador serial, le decían ‘el Loco’, y fue el que transformó la educación argentina: Domingo Faustino Sarmiento”, afirmó, equiparándose en cierto modo con el prócer sanjuanino, en un intento de reivindicar su vehemencia verbal.
No obstante, el Presidente no dejó de dirigir críticas a sus opositores. Redobló su enfrentamiento con aquellos que lo señalan por sus formas y lanzó un desafío a quienes, según él, sólo se preocupan por lo superficial: “La dictadura de las formas vamos a enfrentarla respetando sus formas, a ver si muestran tener nivel intelectual. Les lanzamos un desafío, abanderados de las formas, para que queden en evidencia que son unas cáscaras vacías”, declaró con su estilo característico.
El evento, además de contar con la presencia de Milei, reunió a otras figuras del liberalismo regional. Participaron el economista Miguel Boggiano, el cineasta Diego Recalde, los economistas Ramiro Castiñeira y Adrián Ravier, y el escritor chileno Axel Kaiser. También tomaron la palabra el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, y el director de la Fundación Faro, Agustín Laje, quienes dieron marco al encuentro que reunió a varios referentes del pensamiento libertario en la Argentina.
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