La diputada nacional Juliana Santillán, representante de La Libertad Avanza, volvió a quedar en el centro de las miradas tras protagonizar una serie de episodios que dejaron en evidencia sus dificultades con la ortografía y la coherencia discursiva. Su intervención pública más reciente, sumada a sus publicaciones en redes sociales, desató una ola de comentarios en tono sarcástico e irónico, al considerar que su «capacidad expresiva» se destaca más por sus errores que por su contenido argumental.

En el transcurso del miércoles, Santillán ofreció a sus seguidores una secuencia de declaraciones que rápidamente se viralizaron, tanto por su contenido polémico como por las faltas ortográficas con las que fueron presentadas. Uno de los pasajes más llamativos fue cuando intentó responderle al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, mencionando que el 58,6% de los hogares en el partido de Almirante Brown «no tienen cluacas», errando de manera burda la palabra “cloacas”. Este tipo de errores, lejos de ser excepcionales, parecen una constante en la comunicación escrita y oral de la diputada.

Otro de los momentos que generó revuelo fue cuando Santillán afirmó que, en abril de 2025, una familia tipo necesitaba $360.000 para no caer bajo la línea de pobreza, tergiversando los datos del INDEC que claramente indicaban que esa cifra corresponde a una sola persona y no a un núcleo familiar. Este equívoco, que fue ampliamente discutido y corregido en redes y medios, expuso además su limitada comprensión sobre indicadores económicos básicos.
Ante estos desaciertos acumulados, una usuaria de la red social X decidió revisar el historial de publicaciones de Santillán para rastrear si había antecedentes similares. Su hallazgo fue extenso: desde elogios al economista Federico Sturzenegger al que denominó “haz” (en vez de «as»), pasando por un entusiasta «candidataso» dirigido a Manuel Adorni, hasta una crítica a quienes utilizan el título de “doctora en Derecho”, expresando que “atraza” —otro error tanto gramatical como conceptual—.

Incluso cuando intenta hablar sobre temas técnicos, como el derecho internacional privado, Santillán no logra evitar los errores: en un intercambio en X, escribió “esepcion” cuando intentaba referirse a la palabra “excepción”. Esta serie de yerros fue acompañada por otras intervenciones públicas desafortunadas, como cuando, durante sus vacaciones en Bariloche a comienzos de año, publicó una fotografía con el Cerro Campanario de fondo al que llamó “Serro Campanario”, deformando una vez más la ortografía básica.

Finalmente, en un intento de celebrar las medidas económicas del gobierno de Javier Milei, la legisladora publicó en abril un mensaje afirmando que «nunca jamás en los últimos 120 años tubimos orden fiscal, monetario y cambiario», dejando en evidencia no sólo un error ortográfico (“tuvimos” con “b”), sino también una afirmación cuestionable desde el punto de vista histórico y económico.
Así, la figura de Santillán se ha vuelto cada vez más controvertida, no sólo por sus posturas políticas, sino por la acumulación de errores básicos que ponen en tela de juicio su preparación para ejercer un rol legislativo. Más allá del contenido político de sus declaraciones, el foco ha terminado puesto en la forma: una serie de equivocaciones que han dado lugar al escarnio público y al debate sobre la idoneidad de ciertos representantes en cargos públicos.
