Esta semana, el presidente Javier Milei retomó las reuniones de Gabinete tras un inicio de año marcado por una intensa agenda internacional, que lo llevó a Estados Unidos y Suiza. Sin embargo, esta reunión tuvo notables ausencias en comparación con el último encuentro del 28 de noviembre. En esta ocasión, no estuvieron presentes José Rolandi y Lisandro Catalán, los segundos de Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete. Estas ausencias confirmaron lo que varios ministros ya habían anticipado: ambos funcionarios habían sido eliminados del grupo de WhatsApp del Gabinete, un hecho que refleja el distanciamiento con la cúpula presidencial.
A diferencia de la última reunión, en la que se tomó una foto simbólica con una motosierra sobre la mesa, esta vez tampoco estuvo presente Eduardo Serenellini, el exsecretario de Medios, quien fue removido de su cargo recientemente. Según un artículo de La Nación firmado por Cecilia Devanna, el jueves pasado se llevó a cabo primero una reunión de la mesa política, seguida por la habitual del Gabinete. Entre los ausentes destacaron Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano, quien participó de manera virtual debido a un viaje oficial, y Gerardo Werthein, ministro de Relaciones Exteriores, que se encuentra de vacaciones. Sin embargo, las ausencias más llamativas fueron las de Rolandi y Catalán.
El primer indicio de que algo no marchaba bien con ambos funcionarios fue su eliminación del segundo chat de WhatsApp del Gabinete. Este grupo, creado después de que el primero quedara inactivo debido al distanciamiento de la vicepresidenta Victoria Villarruel con la Casa Rosada, excluía a Villarruel pero incluía al resto del equipo de Gobierno. Sin embargo, con las tensiones crecientes con Rolandi y Catalán, nadie se preocupó por crear un nuevo chat; simplemente, ambos fueron removidos del grupo. Este movimiento no fue inmediatamente evidente para todos, ya que la aplicación no notifica cuando alguien es eliminado. Solo al revisar la lista de integrantes se descubrió su ausencia.
Este cambio en la dinámica interna coincidió con el anuncio de que Rolandi trasladaría su despacho fuera de la Casa Rosada. Ahora trabajará en el edificio Shell, ubicado a pocas cuadras de Plaza de Mayo, un espacio alquilado por la Jefatura de Gabinete. Este traslado fue interpretado como una señal más de su distanciamiento con el núcleo duro del Gobierno.
Las razones detrás del malestar con Rolandi y Catalán son variadas. En el caso de Catalán, desde la presidencia se lo acusa de haber realizado declaraciones desafortunadas en los medios, lo que llevó a que redujera sus apariciones públicas y quedara marcado negativamente ante el círculo cercano a Milei. Por su parte, Rolandi acumuló dos factores en su contra: primero, implementó cambios en las oficinas de la Casa Rosada que fueron mal recibidos por la cúpula presidencial; segundo, en el entorno de Milei se cree que «sigue jugando para Posse», en referencia a Nicolás Posse, el exjefe de Gabinete con quien Rolandi tiene una relación de larga data desde sus tiempos en Corporación América. Posse fue quien lo llevó a trabajar en la Casa Rosada cuando asumió la administración libertaria.
En resumen, esta reunión de Gabinete no solo marcó el regreso de Milei a la agenda doméstica después de sus viajes internacionales, sino que también evidenció las tensiones internas y los ajustes en el equipo de Gobierno, con la salida de figuras clave y el reacomodamiento de otras en un contexto de creciente polarización y desconfianza dentro de la administración.