Durante un encuentro con movimientos populares en el Vaticano, el papa Francisco hizo una dura crítica a la política de represión del gobierno de Javier Milei, especialmente en relación con el tratamiento a los jubilados que se manifiestan por sus derechos. Francisco mencionó que observó un video de la intervención policial contra estos jubilados y comentó sobre el uso de “una cosa que es lo más caro que hay, que es el gas pimienta de primera calidad”.
"En vez de pagar la justicia social, pagaron el gas pimienta"
— Corta 🏆 (@somoscorta) September 20, 2024
El Papa Francisco criticó la "represión a gente que pedía por sus derechos en la calle" y remarcó: "La policía los rechazaba con el gas pimienta más caro que hay". pic.twitter.com/8qG7BAjBBd
El pontífice enfatizó que, en lugar de atender las demandas de justicia social, el gobierno optó por la represión: “En vez de pagar la justicia, pagó el gas pimienta”. Su discurso se dirigió a un grupo de líderes sociales internacionales que se reunieron en Roma bajo el lema “Plantando bandera frente a la deshumanización”. Durante su alocución, subrayó que los principios de “tierra, techo y trabajo son derechos sagrados” y abordó los problemas que enfrentan los sectores más vulnerables en sus respectivos países.
Aunque no mencionó a Argentina de forma directa, sus comentarios fueron claros. Francisco relató haber visto un video reciente donde “obreros y gente que pedía por sus derechos en la calle” fueron reprimidos. En este contexto, criticó al gobierno por elegir la represión en lugar de la justicia social, sugiriendo que es importante tener en cuenta esta realidad.
El pontífice también explicó que el costo del gas pimienta utilizado por las fuerzas de seguridad durante las manifestaciones es significativo, señalando que cada envase tiene un valor de aproximadamente 250 mil pesos, una suma que supera el monto de una jubilación mínima, que se sitúa en 234 mil pesos. Francisco expresó su sorpresa ante la decisión de la policía de usar estos métodos costosos para disuadir a los manifestantes, a quienes tildaron de “revoltosos” y “comunistas”, y concluyó que “no, no, no” deberían ser tratados de esa manera.
Adicionalmente, Francisco tocó otro tema delicado al mencionar un caso de coimas en Argentina. Mientras discutía la “avaricia” de los sectores más acomodados, que se oponen a la justicia social, reveló que un empresario argentino le habló sobre su experiencia con un ministro: “fue a presentar al ministro el nuevo plan de nuevas extensiones. El ministro lo atendió muy bien y le dijo ‘déjemelo, ya lo van a llamar’”. Sin embargo, el día siguiente, el secretario del ministro solicitó una coima, diciendo: “¿Y para nosotros cuánto?”, destacando la corrupción que permea en el sistema.
"¿Y para nosotros cuánto?"
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El papa Francisco reveló que un emprendedor le contó que un funcionario del Gobierno le habría pedido una coima a cambio de un permiso: "El diablo entra por el bolsillo". pic.twitter.com/79zR0rem4N
A lo largo de su discurso, Francisco animó a los líderes sociales a continuar siendo “protagonistas de la historia” y a no rendirse en su lucha por la justicia social. Les instó a ayudar a los políticos a no entregarse a intereses corruptos, subrayando que “tienen que ser custodios de la justicia social”.
El papa también reconoció el esfuerzo de estos movimientos por llevar a cabo iniciativas de inclusión a pesar de la precariedad y a menudo sin apoyo estatal. Reiteró su apoyo a sus esfuerzos, afirmando que si el pueblo pobre no se resigna y lucha por sus derechos, “más tarde o más temprano las cosas cambiarán para bien”.
Además de cuestionar la inversión en la represión en lugar de en las necesidades de los más vulnerables, Francisco criticó la noción de meritocracia y la violencia verbal, advirtiendo que el “silencio indiferente habilita el rugido del odio” y puede conducir a un ciclo de violencia y división social. También destacó que la acumulación de grandes fortunas a menudo está vinculada a la explotación y a prácticas injustas, como la evasión fiscal.
Finalmente, subrayó que sin políticas equitativas que promuevan la justicia social, el resultado será un incremento de la violencia y la desolación, reafirmando la necesidad de que todos tengan acceso a derechos fundamentales.