Finalmente, Javier Milei solicitó la renuncia de Nicolás Posse y designó a Guillermo Francos como nuevo Jefe de Gabinete. La Oficina del Presidente comunicó esta decisión a través de un posteo en X, donde también se especificó que la Jefatura de Gabinete absorberá las competencias del Ministerio del Interior, convirtiéndose en una secretaría de Interior a cargo de Lisandro Catalán.
En otro comunicado, la jefatura de Gabinete explicó que la renuncia de Posse se debió a «la diferencia de criterios y expectativas en la marcha del Gobierno». Afirmaron que Posse seguirá apoyando las ideas de libertad, defensa de la vida, la propiedad y el proyecto de una Argentina libre impulsado por Milei, pero se desconoce cuál será su nuevo rol en el gobierno.
Con esta decisión, Milei evita incluir a una nueva figura en su gabinete. Anteriormente se había mencionado que Daniel Scioli buscaba promocionarse como ministro del Interior, una cartera de la que ya forma parte como secretario de Turismo, Ambiente y Deportes. Se especulaba con que Milei promovería a Posse a la jefatura de Gabinete para quedarse con Interior, pero finalmente optó por Francos y Catalán, ambos peronistas no kirchneristas.
La relación entre Milei y Posse se había deteriorado en el último mes, luego de una fuerte discusión, y desde entonces Milei empezó a faltar a las reuniones de gabinete para evitarlo. Santiago Caputo y Karina Milei también habían mostrado descontento hacia Posse. En el Tedeum del sábado, la ausencia de Posse en los protocolos presidenciales evidenció que su salida era inminente.
Por otro lado, Karina Milei busca que junto a Posse se vayan dos secretarios de áreas clave que reportaban a él. Silvestre Sívori, de la AFI, que responde a Posse y tiene un pie afuera del gobierno, y Javier Herrera Bravo, de la secretaría Legal y Técnica, a quien Karina culpa por la demora en los nombramientos del gobierno, ya que ella siempre quiso a Santiago Viola, el apoderado legal de La Libertad Avanza, para ese puesto.
Desde hace meses, varios de los colegas de Posse le achacaban algo que en política se perdona poco. Karina Milei, Sandra Pettovello y alguna otra dirigente oficialista decían que Posse las espiaba. Él negaba esa acusación, pero admitía su interés por los vericuetos de los aparatos de la inteligencia. Tal vez por eso, pocos minutos después del comunicado oficial con la salida de Posse, el Gobierno hizo girar la salida de Silvestre Sívori, jefe de la Agencia Federal de Inteligencia y hombre del ministro caído en desgracia.