La comunidad educativa de Acheral se vio conmocionada tras un episodio de violencia que tuvo lugar en la Escuela Álvarez Condarco. Alumnos de quinto año compartieron sus inquietudes con el diario La Gaceta y reflexionaron sobre los hechos que involucraron a dos compañeros en una pelea que terminó con el uso de un arma blanca.
Los jóvenes manifestaron su consternación ante la escalada de violencia dentro del establecimiento. Uno de los estudiantes expresó su pesar al respecto: «No hay palabras para describir lo que pasó. No debería haber violencia en la escuela». Si bien reconocen que los conflictos entre adolescentes son frecuentes, nunca antes habían presenciado un enfrentamiento que derivara en el uso de un arma. Según el testimonio de los alumnos, el incidente fue la culminación de una disputa previa entre los involucrados. «Tenían problemas desde hace tiempo, discutían por cosas sin sentido», relataron, destacando que, en muchas ocasiones, los conflictos personales pueden intensificarse rápidamente.
Uno de los puntos más señalados por los estudiantes es la aparente falta de control por parte de las autoridades escolares. «Los docentes no asumen su rol, deberían ejercer mayor autoridad», criticó un alumno, enfatizando la necesidad de reforzar la presencia de figuras de autoridad dentro del colegio. Asimismo, plantearon la posibilidad de que haya más presencia policial en las inmediaciones de la escuela, especialmente en los horarios de ingreso y salida, como una medida para prevenir situaciones de riesgo.
No obstante, algunos alumnos manifestaron su desacuerdo con la idea de implementar requisas al ingresar al establecimiento, considerando que estas prácticas podrían resultar excesivas y estigmatizantes. «No pueden tratarnos como si fuéramos delincuentes», señalaron, resaltando la importancia de encontrar un equilibrio entre seguridad y derechos individuales.
Otro aspecto preocupante señalado por los jóvenes es la proliferación del consumo de sustancias dentro y fuera de la escuela. «Se ve en todas partes, chicos de 12 o 13 años fumando o consumiendo otras sustancias», relataron, indicando que esta problemática se ha hecho más visible en los últimos años. Según su percepción, la pandemia tuvo un efecto acelerador en estos comportamientos, contribuyendo a su normalización dentro del entorno escolar y social.
Para los estudiantes, abordar este problema no puede ser únicamente responsabilidad de la escuela. «Todo viene de la casa, de cómo te crían», afirmaron, sosteniendo que la educación y los valores inculcados en el hogar juegan un papel fundamental en la prevención de la violencia. Sin embargo, también consideran que las instituciones educativas pueden desempeñar un rol más activo en la contención de los jóvenes, fortaleciendo la autoridad docente y ofreciendo espacios de diálogo donde los alumnos puedan expresar sus preocupaciones y ser escuchados.
«Esperamos que esto sirva para que las cosas cambien, que haya más atención a los estudiantes», concluyeron, dejando en evidencia que el problema de la violencia escolar es complejo y requiere un abordaje integral que involucre tanto a la comunidad educativa como a las familias y las autoridades competentes.
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