Bernardo Neville, el miembro más joven de una familia de 10 hermanos de Tucumán, encontró su pasión por la gastronomía después de que su padre vendiera su empresa y abriera un restaurante sin experiencia previa.
A la edad de 47 años, después de haber estudiado agronomía en su provincia natal, se trasladó a los Estados Unidos en 2001, pero regresó en 2004 cuando descubrió que podía obtener un pasaporte europeo debido a su ascendencia irlandesa por parte de su abuelo.

Después de trabajar como cuidador de caballos en el Reino Unido, volvió a Argentina en 2007 para emprender negocios relacionados con la industria frutícola y del carbón. En 2009, regresó al Reino Unido, pero esta vez con un nuevo proyecto en mente: la creación de Chango, una cadena de locales de empanadas argentinas.
A pesar de comenzar con recursos limitados y sin inversión externa, se enfocó en vender sus productos en mercados y ferias gastronómicas, lo que resultó en un rápido crecimiento de su negocio. Actualmente, cuenta con seis locales en Londres y emplea a 40 personas, incluyendo a varios compatriotas argentinos. Bernardo atribuye el éxito de sus empanadas no tanto a la calidad de la carne, sino a las salsas y al proceso de preparación. Además, opta por utilizar carne de Irlanda debido a su buena relación calidad-precio.

Bernardo compartió: «Me di cuenta de que todo lo relacionado con Argentina atraía la atención. Siempre tuve una inclinación por emprender. Al principio, pensé en ofrecer servicios de catering, pero luego, en una visita a Londres, vi a algunos argentinos vendiendo empanadas y decidí centrarme en ese producto».
En sus inicios, comenzó solo, confiando en sus ahorros para sobrevivir los primeros meses. Sin embargo, a pesar de no tener prevista esta inversión, decidió apostar por la idea. «Comencé con Chango en 2010, desde cero. Utilicé recetas proporcionadas por amigos de Tucumán, junto con la ayuda de un pariente salteño que sabía hacer empanadas. Yo mismo cocinaba y vendía», explicó.
Con el tiempo, pasó de ser el único cocinero a contratar a una ayudante y, más tarde, a varias personas para trabajar en los mercados. Esto marcó un gran avance para su negocio. Luego, alquiló una fábrica y finalmente abrió su primer local en Richmond en 2013, seguido de otro en Wimbledon en 2016.
A pesar de su éxito en Londres, Bernardo no descarta la posibilidad de regresar a Argentina en el futuro. Sin embargo, reconoce que es una decisión complicada, ya que su esposa es británica. A pesar de ello, recientemente adquirieron una propiedad en Tafí del Valle, Tucumán, y tratan de visitar Argentina durante al menos dos meses al año para mantener el contacto de su hijo con la familia. En resumen, este año concluirá con un total de diez establecimientos gastronómicos en varias áreas de la capital británica.
