El Banco Central (BCRA) comenzó en las últimas dos semanas un proceso de recalibración de su política monetaria que incluyó, entre otros cambios, la suba de tasa de interés -del 38 al 40% anual- para aumentar el retorno que ofrecen los bancos por los depósitos a plazo fijo y así estimular la demanda de pesos, de modo de reducir la presión sobre el dólar.

Después de más de un año sin cambios, el aumento de dos puntos de la tasa busca elevar el rendimiento que ofrecen los bancos por los plazos fijos que ahora tendrán un piso de 39% anual para los depósitos a 30 días para personas humanas, mientras que para las empresas la tasa mínima garantizada se fijó en 37% anual.

En los primeros días de implementación, el monto de los plazos fijos no ajustables por CER aumentó alrededor de $ 90.000 millones, casi un 3% del total de 3,5 billones que integran el stock de depósitos en el sistema financiero.

Según confiaron a Télam fuentes oficiales, el esquema de plazos más largos en los títulos busca mejorar la tasa y enviar una señal al mercado de que no habrá un salto del tipo de cambio ni de la inflación, ya que los bancos que hacen depósitos a 180 días «no están pensando que vaya a haber un salto devaluatorio en el medio».

Las modificaciones incluyeron también cambios en los instrumentos de política monetaria, como la eliminación paulatina de los Pases a 7 días para que los bancos migren esos fondos a Letras de Liquidez (Leliq) a 28 y 180 días, un nuevo instrumento con una tasa del 44% nominal anual.

Esto hizo que en los últimos días el stock de Leliqs aumentara 1,12 billones de pesos -según datos hasta el 14 de enero publicados por el BCRA-, un crecimiento que se aceleró con la baja de tasas del 36,5% al 34% nominal anual que ofrecen estos instrumentos que fijó el BCRA la semana pasada.

La medida pretende estimular la migración de fondos hacia instrumentos de más largo plazo y también hacer más atractiva la participación de los bancos en las licitaciones del Tesoro Nacional.

En la actualidad, el stock de Pases y Leliqs -la contraparte de los depósitos a plazo fijo- asciende a 4,8 billones de pesos y son una fuente secundaria de emisión que, en 2021, hicieron que el Banco Central tuviera que emitir 1,34 billones de pesos para pagar a los bancos en concepto de intereses por esos títulos.

«Nuestro país no necesita esos recursos esterilizados en el BCRA sino produciendo e invirtiendo», afirmó meses atrás el propio presidente del BCRA, Miguel Pesce, en referencia a la necesidad de comenzar a volcar al menos una parte de ese dinero en el mercado de capitales en pesos.

De hecho, la profundización del mercado de deuda de los estados nacional y provinciales, así como de las empresas, es una de las metas fijadas por la autoridad monetaria en su documento «Objetivos y Planes para el 2022».

Allí aseguró que trabajará junto a otros organismos públicos para «propender a un mayor financiamiento interno, público y privado, y a una ampliación del abanico de posibilidades de inversión de ahorristas».

La imposibilidad de acceder a mercados internacionales de crédito desde 2018 y la baja profundidad del mercado doméstico de deuda hicieron que el Gobierno se valiera en gran medida de la emisión monetaria para financiar su déficit.

El paquete de asistencia a personas y empresas por el Covid en 2020 llevó al Banco Central a emitir el equivalente a 7,3 puntos de PBI para auxiliar al Tesoro, un volumen de emisión que en 2021 descendió hasta un equivalente a 4,4 puntos del PBI.

La meta del Palacio de Hacienda es que en 2022 la asistencia sea equivalente a 1,8 puntos del PBI.

La apuesta del Gobierno para este año es darle mayor profundidad al mercado de deuda local y a aumentar la proporción de déficit financiado por esa vía de modo de disminuir la emisión monetaria como vía de financiamiento y así reducir también la presión inflacionaria..

El año pasado el Tesoro alcanzó a renovar el total de la deuda en pesos que vencía y captar casi 750.000 millones de pesos extra, el equivalente a 1,6% del PBI, y se espera que este año las entidades bancarias puedan tener en la licitaciones públicas.

Para facilitar este tránsito el BCRA emitió el año pasado dos comunicaciones – la «A7290» y la «A7383»- con las que habilitó a los bancos a integrar una parte de sus encajes con títulos del Tesoro con un plazo de vencimiento de 120 días (antes era de 180 días).

Aunque no anticipó nuevos reglamentaciones en ese sentido, el Central sí puntualizó en su documento de objetivos para este año que buscaría «recalibrar el esquema de encajes para reforzar el canal de transmisión de la política monetaria».

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