Durante una visita a una planta siderúrgica en Pittsburgh, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, expresó su intención de duplicar los aranceles al acero, llevándolos del 25% al 50%. Según argumentó, esta medida estaría orientada a brindar mayor protección a los trabajadores del sector siderúrgico estadounidense, al tiempo que podría tener repercusiones económicas importantes en países exportadores como Argentina.
Trump inició su declaración con un toque de humor característico, afirmando que la palabra “aranceles” ocupa el cuarto lugar entre sus favoritas, justo después de “Dios”, “esposa” y “familia”. El comentario se dio en el marco de su visita a la planta de United States Steel Corp., donde aprovechó la ocasión para respaldar públicamente una alianza empresarial entre la firma estadounidense y la compañía japonesa Nippon Steel Corp. Aunque los detalles del acuerdo aún no han sido completamente aclarados, Trump aseguró que garantizará que la icónica empresa estadounidense continúe bajo control nacional, a pesar de la participación extranjera.
El exmandatario también destacó que esta operación empresarial, que había sido rechazada previamente en enero por el presidente Joe Biden, podría generar alrededor de 70.000 empleos y sumar aproximadamente 14.000 millones de dólares a la economía de los Estados Unidos. Enfatizó que elevar los aranceles a un 50% funcionaría como una barrera mucho más efectiva contra lo que denominó una “competencia desleal” y la “pérdida de industrias clave”.
“Estas personas que están invirtiendo ahora están celebrando, porque con esta medida nadie podrá robarles su industria”, afirmó Trump, insistiendo en que un arancel del 25% aún es superable para los competidores internacionales, pero uno del 50% sería prácticamente infranqueable.
Cabe recordar que esta postura proteccionista no es nueva en la agenda del expresidente. En febrero de su primer mandato, ya había introducido un arancel del 25% al acero y del 10% al aluminio, argumentando que debía salvaguardar a las industrias nacionales de prácticas comerciales injustas y del exceso de producción global. En aquel momento, el gobierno argentino —liderado por Mauricio Macri— logró una excepción para sus exportaciones de acero y aluminio, acordando un cupo de hasta 180.000 toneladas anuales para cada metal, lo que evitó que los productos pagaran el impuesto.
Con este nuevo anuncio, si se concreta en una posible futura administración de Trump, se vislumbra un escenario comercial más desafiante para Argentina, que podría volver a enfrentar obstáculos significativos para ingresar al mercado estadounidense con sus productos siderúrgicos.
