El enfrentamiento entre Donald Trump y Elon Musk ha alcanzado un nuevo nivel de tensión política y mediática. El expresidente estadounidense, que alguna vez contó con el respaldo del magnate sudafricano durante su gestión, no ocultó su malestar al referirse públicamente a la ruptura con quien fuera una figura clave dentro de su administración. Durante un encuentro con el canciller alemán Friedrich Merz en la Oficina Oval, Trump expresó su decepción: “Estoy muy decepcionado con Elon. Lo ayudé mucho”, aseguró, marcando un antes y un después en su vínculo. Luego agregó con resignación: “Mira, Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si la volveremos a tener”.
El quiebre no se limitó a declaraciones cruzadas. Horas más tarde, Musk subió el tono al lanzar una grave acusación en la plataforma X, donde insinuó que Trump podría estar implicado en el escándalo de Jeffrey Epstein: “Es hora de soltar la bomba: Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”. La publicación fue acompañada de otra advertencia: “Guarden esta publicación para el futuro. La verdad saldrá a la luz”.
En paralelo, Musk respondió en tiempo real a los dichos de Trump respecto al proyecto de ley presupuestaria recientemente aprobado. Publicó un video en el que el exmandatario lo elogiaba por su conocimiento del texto legal, pero luego lo desmintió con contundencia: “¡Falso, este proyecto de ley no me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo!”.
Trump, por su parte, reforzó su argumento ante la prensa: “Estoy muy decepcionado porque Elon conocía los entresijos de este proyecto de ley mejor que casi cualquiera de los que estamos sentados aquí. Mejor que ustedes. Lo sabía todo. No tenía ningún problema”, dijo. Y explicó lo que, según él, motivó el repentino cambio de postura de Musk: “De repente tuvo un problema. Y sólo desarrolló el problema cuando se enteró de que vamos a tener que recortar el mandato de los vehículos eléctricos, porque eso son miles de millones y miles de millones de dólares”.
Así, Trump insinuó que el rechazo del empresario al plan económico no era genuino ni por principios presupuestarios, sino motivado por intereses personales vinculados a su rol como CEO de Tesla. El proyecto de ley propone eliminar subsidios clave para el sector automotor eléctrico, afectando directamente a la empresa de Musk. Los beneficios fiscales de hasta 7.500 dólares por vehículo, que actualmente disfrutan los consumidores, desaparecerían si se aprueba la legislación.
El impacto no se hizo esperar en los mercados: las acciones de Tesla cayeron un 14,3% en Wall Street en una sola jornada, representando una pérdida de capitalización de 152 mil millones de dólares, el mayor golpe financiero en la historia de la compañía.
La escalada del conflicto se agravó cuando Trump, en su red Truth Social, amenazó con cortar los lazos contractuales entre el gobierno federal y las empresas de Musk: “La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es terminar con los subsidios y contratos gubernamentales de Elon. ¡Siempre me sorprendió que [Joe] Biden no lo hiciera!”. Y sumó una frase cargada de desprecio: “Elon estaba ‘agotado’, le pedí que se fuera, le quité su mandato EV que obligaba a todo el mundo a comprar coches eléctricos que nadie quería (¡que él sabía desde hace meses que yo iba a hacer!), ¡y se volvió loco!”.
Ante este ataque, Musk respondió con una amenaza simbólica: anunció que SpaceX comenzaría a desmantelar la nave espacial Dragon, un vehículo esencial en misiones a la Estación Espacial Internacional, lo que representaría una pérdida considerable para la infraestructura espacial estadounidense.
El expresidente también restó importancia al apoyo que Musk le brindó durante su campaña electoral más reciente, pese a que el empresario fue uno de los principales impulsores financieros y mediáticos en estados clave como Pensilvania. Musk respondió con molestia desde X: “Sin mí, Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos estarían 51-49 en el Senado”, y remató: “Qué ingratitud”.
A pesar del tono beligerante, Trump intentó dejar una puerta entreabierta: “No ha hablado mal de mí personalmente, pero estoy seguro de que eso será lo próximo”, dijo en referencia a Musk, al tiempo que sugirió que el empresario “echa de menos el lugar” que tenía dentro de la administración.
El vínculo entre ambos había sido estrecho: Musk asistía a reuniones en la Casa Blanca, participaba en actos oficiales y era una figura constante en el entorno político de Trump, incluso en su residencia de Mar-a-Lago.
Trump no dudó en generalizar este tipo de rupturas con una ironía: “Es una especie de ‘Síndrome de Trastorno Trump’, supongo que así lo llaman”, dijo, minimizando la tensión con un tono burlón.
Por su parte, Musk, en plena actividad en X, siguió disparando contra la ley de presupuesto: “Lo que sea. Mantenga los recortes de incentivos para vehículos eléctricos y energía solar en el proyecto de ley, aunque no se toquen los subsidios al petróleo y al gas (¡muy injusto!), pero elimine la montaña de cerdo asquerosa del proyecto de ley. En toda la historia de la civilización, nunca ha habido una legislación grande y hermosa a la vez. ¡Todos lo saben! O bien te toca un billete grande y feo o bien un billete fino y bonito. Delgado y bello es el camino”.
Como si eso no fuera suficiente, Musk lanzó una provocadora encuesta entre sus millones de seguidores: “¿Es hora de crear un nuevo partido político en Estados Unidos que realmente represente al 80% del centro?”. La propuesta fue ampliamente respaldada: más del 82% de los más de 2,3 millones de votantes respondió afirmativamente.
Por último, Trump abordó un conflicto adicional que afectó su relación con Musk: la cancelación de la nominación de Jared Isaacman, aliado de Musk, como administrador de la NASA. Según Trump, la decisión se debió a que “era totalmente demócrata”, y añadió: “Sabes, [Musk] recomendó a alguien… que él, supongo, conocía muy bien. Estoy seguro de que lo respetaba. Pero, para dirigir la NASA no me pareció apropiado”. Y concluyó: “Miren, nosotros ganamos. Tenemos ciertos privilegios. Y uno de los privilegios: no tenemos que nombrar a un demócrata. La NASA es muy importante”.
