Un nuevo episodio de tensión internacional se registró este lunes luego de que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos atacaran en aguas internacionales a una embarcación venezolana. Según lo expresado por el presidente norteamericano, Donald Trump, el navío transportaba cargamentos de drogas ilegales y, como consecuencia directa de la operación militar, tres de los tripulantes perdieron la vida.
El propio mandatario utilizó su red social Truth Social para difundir un comunicado oficial en el que detalló los alcances del operativo. “Esta mañana, bajo mis órdenes, las fuerzas militares de Estados Unidos ejecutaron un SEGUNDO Ataque Cinético contra cárteles del narcotráfico y narcoterroristas, identificados como individuos de extrema violencia, en el área de responsabilidad del Comando Sur”, escribió. Trump agregó que el enfrentamiento se produjo en el momento en que estos supuestos “narcoterroristas venezolanos” navegaban por aguas internacionales trasladando drogas ilegales que, en sus palabras, constituyen “un arma mortal que envenena a los estadounidenses” y cuyo destino final era Estados Unidos.
En esa misma declaración, el presidente recalcó que “estos cárteles del narcotráfico extremadamente violentos REPRESENTAN UNA AMENAZA para la Seguridad Nacional, la Política Exterior y los intereses vitales de Estados Unidos”. Además, confirmó que el saldo del ataque fue de tres hombres muertos, catalogados por él como “terroristas”, mientras que no se registraron bajas ni heridos en las filas estadounidenses.
Este anuncio se produce en un contexto delicado, apenas días después de que otro operativo militar de Washington terminara con la muerte de once personas, supuestamente ligadas a la organización criminal conocida como el Tren de Aragua, una banda de origen venezolano con expansión regional.
A pesar de la magnitud del hecho, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, evitó brindar información precisa sobre los detalles técnicos del operativo. No obstante, sí aseguró que Estados Unidos contaba con “la autoridad absoluta y completa” para llevar adelante este tipo de acciones en la región, en el marco de lo que consideran una estrategia de seguridad nacional.
El ataque más reciente, además, se da en medio de un clima de creciente tensión militar entre Washington y Caracas. En las últimas semanas, Estados Unidos ha reforzado su presencia en el Caribe con el despliegue del Grupo Anfibio Listo de Iwo Jima, la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina y la instalación de al menos diez aviones de combate F-35 en Puerto Rico, consolidando así un notable incremento en la presión militar sobre Venezuela.
Desde el gobierno venezolano, la respuesta no tardó en llegar. El canciller Yván Gil manifestó días atrás que la posición oficial de Caracas es la de evitar cualquier escalada bélica: “Venezuela no apuesta por un conflicto con Estados Unidos, ni lo desea”, afirmó, en un intento por subrayar que, pese a la tensión, el país sudamericano no busca un enfrentamiento directo.