En una audiencia llevada a cabo este lunes, la Unidad Fiscal de Usurpaciones, Estafas y Cibercriminalidad II, dirigida por Carlos Saltor, presentó un acuerdo de juicio abreviado que fue firmado por Carolina de Los Ángeles Córdoba (46) y su defensa, tras las denuncias realizadas por al menos tres víctimas que acudieron a su drugstore para solicitar un turno en ANSES.
Este drugstore, situado en la avenida Juan B. Justo al 900 de la capital, fue el escenario donde Córdoba estafó a al menos tres jubilados, extrayendo dinero en efectivo de sus cuentas bancarias. Los hechos ocurrieron entre el 28 de diciembre del año pasado y el 10 de enero.
El acuerdo, que fue aceptado por las víctimas, fue presentado por la auxiliar de fiscal Jessie Luz García. Primero, la investigadora detalló los cuatro hechos delictivos atribuidos a Córdoba y expuso las pruebas recopiladas. Luego, explicó que las partes acordaron una pena de tres años de prisión en suspenso y el cumplimiento de reglas de conducta, tras encontrarla culpable de estafa mediante el uso no autorizado de una tarjeta de débito en cuatro ocasiones.
Cuando el juez preguntó a Córdoba si admitía su responsabilidad en los hechos, ella reconoció su culpabilidad. El magistrado, considerando que se cumplían todos los requisitos, declaró admisible el acuerdo de juicio abreviado y condenó a Córdoba.
Primer caso
El 28 de diciembre de 2023, en la mañana, una señora ingresó al drugstore y fue atendida por Córdoba. Pagó para que le sacara un turno en ANSES para un préstamo. Córdoba le pidió su tarjeta de débito, la clave y su DNI, y le indicó que debía esperar mientras ella realizaba un «blanqueo de ANSES». Córdoba se dirigió a un cajero en la calle La Rioja al 200, solicitó un préstamo de $80,000 a nombre de la víctima y realizó tres extracciones por un total de $70,000. Luego, regresó al negocio y le informó a la clienta que no había podido obtener el turno.
Reincidencia con la misma víctima
El 3 de enero de 2024, al mediodía, la misma señora volvió al drugstore y nuevamente fue atendida por Córdoba. La acusada, aprovechando la confianza de la víctima, solicitó otra vez la tarjeta de débito y pidió un préstamo de $100,000 sin su consentimiento, realizando dos extracciones por un total de $50,000.
Segunda víctima
El 4 de enero, a las 13:50, otra mujer ingresó al drugstore y fue atendida por Córdoba. Pagó para obtener un turno en ANSES, entregando su tarjeta de débito, la clave y su DNI, confiando en la legitimidad del proceso. Córdoba fue al cajero, solicitó un préstamo de $200,000 a nombre de la víctima y realizó dos extracciones por $50,000. Al regresar, informó a la víctima que había solicitado un préstamo de $160,000, lo que provocó la indignación de la mujer por la falta de consentimiento.
Tercera víctima
El 9 de enero, en la mañana, un hombre ingresó al drugstore y comentó a Córdoba que recibía una jubilación muy baja. Ella se ofreció a gestionar un aumento salarial y le tomó fotos con su celular sobre un fondo azul. Al día siguiente, la víctima volvió al quiosco y Córdoba lo instruyó y acompañó para iniciar un expediente de reajuste salarial en ANSES y activar una tarjeta de débito en el banco. Por la tarde, el hombre regresó para consultar el estado de los trámites. Córdoba le pidió su tarjeta de débito y la clave para obtener un «comprobante previsional». Luego, fue al cajero, solicitó un préstamo de $100,000 a nombre de la víctima y realizó extracciones por $98,000.
Estos hechos culminaron en la condena de Córdoba, quien reconoció su culpabilidad y aceptó los términos del juicio abreviado, resultando en una pena de tres años de prisión en suspenso y el cumplimiento de reglas de conducta.
