Líderes internacionales han condenado el reciente ataque del Ejército israelí contra una escuela de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en la Franja de Gaza. El ataque, que resultó mortal, ha generado indignación y preocupación por la seguridad de los civiles en la región.
La escuela, que albergaba a personas desplazadas en el campo de refugiados de Nuseirat, fue blanco de un bombardeo nocturno. Según las autoridades hospitalarias y gubernamentales en Gaza, al menos 45 personas murieron y muchas más resultaron heridas. La comunidad internacional ha instado a rendir cuentas por esta tragedia.
Stéphane Dujarric, vocero del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, expresó su consternación por el alto costo que pagan los civiles palestinos en su lucha por sobrevivir. La situación en Gaza se ha vuelto insostenible, y los desplazados se ven atrapados en un círculo de violencia y muerte.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, exigió una investigación independiente sobre el ataque. Según fuentes médicas, al menos 37 personas perdieron la vida en este trágico evento.
Philippe Lazzarini, director de la UNRWA, denunció que Israel llevó a cabo el bombardeo sin previo aviso a los miles de refugiados que buscaban protección en las instalaciones de la escuela. Otra escuela administrada por la UNRWA también fue atacada, lo que ha generado preocupación sobre la seguridad de las instalaciones de las Naciones Unidas.
Estados Unidos instó a Israel a ser transparente sobre el ataque y a divulgar información sobre las víctimas, especialmente si hubo niños entre los fallecidos. El Departamento de Estado espera que se haga pública toda la información relevante.
El Ejército israelí afirmó que el ataque tenía como objetivo un complejo de Hamas dentro de la escuela. Sin embargo, las afirmaciones sobre la presencia de grupos armados dentro del refugio no han podido ser verificadas de manera independiente.
En medio de esta crisis humanitaria, los palestinos en Gaza sienten que la intensidad y frecuencia de los ataques israelíes se asemejan al inicio de una guerra. La comunidad internacional sigue vigilante y espera que se detenga la violencia y se rindan cuentas por las vidas perdidas.
Antes del último ataque en Nuseirat, el centro había recibido desde el martes “al menos 70 muertos y más de 300 heridos, en su mayoría mujeres y niños, por bombardeos israelíes en las zonas centrales de la Franja de Gaza”, dijo la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF).
”El olor a sangre en la sala de urgencias esta mañana era insoportable. Hay gente tendida por todos lados, por el suelo, fuera. Traen los cuerpos en bolsas de plástico. La situación es insostenible”, publicó en la red social X la coordinadora de MSF en Gaza, Karin Huster.
Municiones de Estados Unidos
Según reportaron a The New York Times dos expertos en armas que examinaron las imágenes verificadas de los escombros, los aviones de combate israelíes parecen haber utilizados municiones fabricadas en Estados Unidos.
“Las puntas cónicas de dos bombas GBU-39 de pequeño diámetro eran visibles en imágenes tomadas por un testigo, Emad Abu Shawish, después del ataque en el campo de refugiados de Nuseirat. Sus imágenes fueron verificadas por Storyful y geolocalizadas de forma independiente por The Washington Post”, reportó el medio estadounidense.
Los expertos consultados identificaron que estas bombas eran de fabricación estadounidense gracias a “la secuencia de cinco caracteres utilizada para identificar a los vendedores de armas al gobierno de Estados Unidos”.
“La designación ‘81873′ [visible en los restos de municiones] vinculaba el fragmento a Woodward HRT, un fabricante de componentes de armas registrado en Valencia, California”, detalló el artículo.
Las Fuerzas de Defensa de Israel nombraron por ahora 9 terroristas de Hamas y de la Yihad Islámica que fueron asesinados en el operativo. “Algunos de estos terroristas participaron en la masacre del 7 de octubre. Perseguiremos a cualquiera que haya participado en el 7 de octubre”, afirmó el portavoz de las FDI, el contralmirante Daniel Hagari.
Según Hagari, los terroristas asesinados en el ataque estaban planeando nuevos atentados contra Israel. “Detuvimos una bomba de tiempo. Nuestra inteligencia detecto que los terroristas operaban desde adentro de tres aulas. Retrasamos nuestra operación dos veces porque identificamos civiles en el área (…) Llevamos adelante el ataque una vez que nuestra inteligencia identificó que no había mujeres ni niños dentro del edificio”, señaló.
Imágenes de video mostraron a palestinos arrastrando cuerpos y decenas de heridos en un hospital local tras el ataque, que tuvo lugar en un momento delicado en las conversaciones mediadas sobre un alto el fuego que implicaría la liberación de rehenes retenidos por Hamas y algunos de los palestinos retenidos en cárceles israelíes.
En el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en Deir al-Balah, el niño palestino Imad al-Maqadmeh yacía en el suelo, con la cara hinchada, muy magullada y sangrando. Dijo que perdió a su padre en el ataque.
”¿Qué hicimos? En la escuela no hay gente armada. Los que hay son niños jugando. Jugamos juntos. ¿Por qué nos bombardearon?”, dijo en el video obtenido por Reuters.
En las imágenes de los muertos tendidos en el hospital rodeados de heridos, los cuerpos estaban en su mayoría envueltos en mortajas o alfombras, lo que hacía imposible determinar a partir del video si había o no combatientes terroristas.