La hija de Hugo Basiglio, uno de los 85 fallecidos en el atentado a la AMIA, expresó su enojo diciendo: “No pude conocer tu voz. ¿Por qué me tengo que conformar con recuerdos ajenos?”. A pocos metros, el presidente Javier Milei, rodeado por un círculo de agentes de seguridad, no pudo contener las lágrimas mientras sostenía un cartel con la imagen de Mauricio Schiber, otra de las víctimas recordadas en el acto conmemorativo a 30 años del ataque terrorista perpetrado por Hezbollah en julio de 1994.
El Presidente llegó minutos antes de las 9.53, la hora exacta de la explosión de la bomba, acompañado por su hermana Karina Milei. El jefe de gabinete, Guillermo Francos, y otros cinco ministros se ubicaron cerca de él, entre familiares de las víctimas, dirigentes comunitarios y miembros de las fuerzas de seguridad. Durante el evento, se escucharon algunos reclamos de personas que no pudieron entrar al área reservada para los políticos, generando breves momentos de protesta.
El acto central tuvo lugar en la sede de la AMIA, en la calle Pasteur. Después del sonido de la sirena que marcó el inicio del acto, se encendió una vela por cada una de las víctimas. El Presidente y varios de sus funcionarios, como el portavoz Manuel Adorni, respondieron “presente” a cada nombre mencionado. Milei siguió atentamente el discurso del presidente de AMIA, Amós Linetzky, quien criticó duramente la falta de avances en la investigación judicial, la inacción del Congreso, los gobiernos sucesivos y los organismos de derechos humanos.
Linetzky expresó que “pasaron treinta años sin que una sola persona responda por este ataque”, y criticó al Estado argentino por sus fallas, demoras y errores, como lo señaló recientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También cuestionó la actuación de la fiscalía dedicada exclusivamente a la causa AMIA, que no ha generado avances significativos en la última década.
En su discurso de 17 minutos, Linetzky también criticó a los legisladores por no actualizar las leyes para combatir el terrorismo y mencionó acuerdos militares entre Bolivia e Irán, a pesar de que seis ciudadanos bolivianos murieron en el atentado. Denunció que países como Qatar, Rusia, Siria, Bolivia y Nicaragua permitieron que personas acusadas cruzaran sus fronteras, violando las alertas rojas de Interpol. Exigió a los legisladores que hagan su trabajo para prevenir, investigar y juzgar el terrorismo de manera efectiva.
Entre los presentes, se encontraban diputados nacionales, el jefe de gobierno porteño Jorge Macri, embajadores y delegaciones extranjeras, quienes escucharon el discurso rodeados de una multitud que cubría tres cuadras de la calle Pasteur.
Linetzky también conectó el atentado a la AMIA con el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre pasado, y aplaudió la decisión del gobierno nacional de declarar a Hamas como organización terrorista, esperando que otros países de la región tomen medidas similares. Criticó a la Cruz Roja, Unicef, organismos de derechos humanos y grupos feministas por no condenar los crímenes de Hamas, calificándolos de “hipócritas”.
El acto concluyó con la lectura de cartas de adhesión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Papa Francisco, y una oración por los fallecidos. Luego, el cantante Axel interpretó la canción “No es mi despedida”. Cinco familiares de víctimas compartieron anécdotas que conmovieron a Milei y a muchos de los presentes. El Presidente se retiró a las 11.05 en un auto negro, mientras una niña desde un balcón le gritaba: “Milei, te amamos”.